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[:es]Tiempo de respuestas[:va]Temps de respostes[:]

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Cuenta la leyenda que Bob Dylan no tardó más de diez minutos en escribir una de sus canciones más conocidas Blowin’in the wind. Ya sabemos lo que son las leyendas. Verdad o no verdad, sus respuestas continúan flotando «en el viento».

Pues bien, las respuestas a la mayoría de las preguntas medioambientales flotan en el viento. Veamos: si la energía producida por una pila es alrededor de seiscientas veces más cara que la que produce la red, por qué no plantearnos su utilización como último recurso. La respuesta es tan clara que flota en todos los vientos.

Si algunos de los aparatos eléctricos o electrónicos de nuestro hogar por el simple hecho de estar conectados a la red continúan consumiendo energía, y si, además, una vez que se ha agotado o hemos decidido cambiarlos, nos relajamos y lo depositamos donde no corresponde, ¿por qué no los desconectamos cuando no está en uso y no lo depositamos en un punto limpio al final de su vida útil? Una vez más, la respuesta flota nítidamente en nuestra lógica.

Nos hemos acostumbrado a disponer de todo tipo de alimentos durante todo el año. Y nos preguntamos ¿dónde está la lógica? Un producto cercano, de km 0, y de temporada no consume energía en su transporte, mantiene medioambientalmente el entorno, y su sabor, frescura y capacidad nutritiva se incrementa. ¿Por qué, entonces, todavía se duda a la hora de consumirlos? Su respuesta también flota en el ambiente. 

No se necesitan ni los diez minutos que, aparentemente, Bob Dylan dedicó a escribir su letra para plantearnos algunas de estas cuestiones cuya respuesta es tan lógica que flota en el viento. El premio Nobel se preguntaba «cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba / antes de que realmente pueda ver el cielo?» o ¿cuántos oídos debe tener un hombre / antes de poder escuchar a la gente llorar?» y aseguraba que la respuesta está en el viento. Son infinitamente más difíciles de contestar estas preguntas que aquellas. Apliquemos, pues, la lógica que flota en el viento. Es tiempo de respuestas.

[:va]Segons la llegenda, Bob Dylan no va tardar ni deu minuts a escriure una de les seues cançons més conegudes «Blowin’in the wind». Ja coneixem el que són les llegendes. Veritat o no, les seues respostes continuen surant «en el vent».

Doncs bé, les respostes a la majoria de les preguntes mediambientals suren en el vent. Vegem: si l’energia produïda per una pila és al voltant de sis-centes vegades més cara que la que produeix la xarxa, per què no plantejar-nos-en l’ús com l’últim recurs. La resposta és tan clara que sura en tots els vents.

Si alguns dels aparells elèctrics o electrònics de la nostra llar pel simple fet d’estar connectats a la xarxa continuen consumint energia, i si, a més, una vegada que s’ha esgotat o hem decidit canviar-los, ens relaxem i els dipositem on no correspon, per què no els desconnectem quan no estan en ús i no ho dipositem en un punt net al final de la seua vida útil? Una vegada més, la resposta sura nítidament en la nostra lògica.

Ens hem acostumat a disposar de tot tipus d’aliments durant tot l’any. I ens preguntem on està la lògica? Un producte proper, de km 0, i de temporada no consumeix energia en el seu transport, manté mediambientalment l’entorn, i el seu sabor, frescor i capacitat nutritiva s’incrementa. Per què, llavors, encara es dubta a l’hora de consumir-los? La seua resposta també sura en l’ambient.

No calen ni els deu minuts que, aparentment, Bob Dylan va dedicar a escriure la lletra de la cançó per a plantejar-nos algunes d’aquestes qüestions la resposta de les quals és tan lògica que sura en el vent. El premi Nobel es preguntava «quantes vegades ha de mirar algú cap amunt / abans que realment puga veure-hi el cel?» o «quantes oïdes ha de tenir algú / abans de poder escoltar que la gent plora?» i assegurava que la resposta està en el vent. Són infinitament més difícils de contestar aquestes preguntes que aquelles. Apliquem, doncs, la lògica que sura en el vent. És temps de respostes.[:]

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