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[:es]Sigre, quince años de compromiso social y medioambiental [:va]Sigre, quinze anys de compromís social i mediambiental[:]

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Desde hace quince años, los puntos Sigre forman parte de nuestro paisaje personal. Más de 21.000 farmacias, 317 laboratorios y 139 almacenes son la estructura básica sobre la que se apoya el proceso para el reciclado de medicamentos sobrantes o sus envoltorios. Pero pocas mesas son las que se apoyan sin su cuarta pata, y el sistema Sigre no iba a ser una excepción, y la ciudadanía es el eje del proceso de gestión de estos residuos. Sin la acción ciudadana, no se produciría la demanda de productos con un bajo impacto ambiental en el caso de los envases y, además, muchos de los restos de medicamentos quedarían sin un tratamiento adecuado. El consumidor es el agente ineludible, tanto por la demanda de mejoras medioambientales como por la necesidad de su colaboración

Por esta razón, una de las líneas estratégicas del modelo Sigre se basa en la formación en los diferentes ámbitos sociales, tanto en el proceso de concienciación encaminado hacia las primeras edades, como en el de formación avanzada dirigido hacia los profesionales de los laboratorios, farmacias o el profesorado, y también hacia la población en general.

Esta combinación de actores en el cuidado medioambiental se asienta sobre la transversalidad. Cuanta más información y concienciación ciudadana se genera, hay una mayor demanda de reacción y respuestas de laboratorios y de farmacias. Por otro lado, los ciudadanos, como usuarios comprometidos con el medio ambiente, son quienes participan en la recogida y depósito de estos residuos que las empresas distribuidoras, las mismas que llevan el producto a la farmacia, recogerán en los Punto Sigre para que puedas ser tratado específicamente, de forma diferenciada, si se trata de una caja o de medicamento fuera de uso.

Cuando en el año 2001 se puso en marcha Sigre, el grado de concienciación ciudadana era relativamente bajo. Aunque debe reconocerse que era superior al todavía voluntarista, en aquel momento, proceso de reciclaje. Quince años después la situación ha cambiado y a pesar de que no nos encontramos en el punto óptimo, es preciso tener en cuenta que en los últimos cinco años, entre el 2011 y el 2016, el incremento de los gramos de medicamento depositados en puntos Sigre ha sido de 10 puntos, y el de envases de medicamento ha pasado desde el 33,74 por ciento en 2011, hasta el 64,34 por ciento en 2015, y un 69,5 por ciento de los hogares españoles declaraba, según el Instituto Nacional de Estadística, que reciclaba sus medicamentos.

En los últimos años se han ido implantando planes empresariales de prevención así como actuaciones de los propios laboratorios y distribuidores para reducir el reciclaje y alcanzar más beneficios medioambientales. El ecodiseño es ya una práctica común a la hora de producir envases. Se genera lo mínimo posible, y cuando es imprescindible se utilizan componentes de bajo impacto ambiental. ¿Cuáles han sido los resultados? Una vez más podemos decir que sin alcanzar el nivel óptimo nos encontramos en la vía correcta. Entre los años 2012-2014 que se aplicó el Plan de Prevención de Envases del Sector Farmacéutico, el número de medidas de ecodiseño puestas en marcha ha sido de 556 por parte de 88 laboratorios lo que ha significado que más de 85 millones de envases tienen hoy un impacto ambiental inferior al que tenían antes de ponerse en marcha dicho plan.

El compromiso medioambiental y de cuidado del entorno no es una iniciativa aislada. Se trata de un compromiso inmerso en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, firmado en 2009, y que se asienta sobre las bases de los Derechos Humanos, la ética, la salud pública y el desarrollo sostenible.

[:va]Des de fa quinze anys, els punts Sigre formen part del nostre paisatge personal. Més de 21.000 farmàcies, 317 laboratoris i 139 magatzems són l’estructura bàsica sobre la qual es recolza el procés per al reciclatge de medicaments sobrants o els seus embolcalls. Però poques taules són les que es recolzen sense una quarta pota, i el sistema Sigre no havia de ser una excepció, i la ciutadania és l’eix sobre el que s’assenta el procés de gestió d’aquests residus. Sense l’acció ciutadana, no es produiria la demanda de productes amb un baix impacte ambiental en el cas dels envasos i, a més, moltes de les restes de medicaments quedarien sense un tractament adequat. El consumidor és l’agent ineludible, tant per la demanda de millores mediambientals com per la necessitat de la seua col·laboració.

Per aquesta raó, una de les línies estratègiques del model Sigre es basa en la formació en els diferents àmbits socials, tant en el procés de conscienciació encaminat cap a les primeres edats, com en el de formació avançada dirigit cap als professionals dels laboratoris, farmàcies o el professorat, i també cap a la població en general.

Aquesta combinació d’actors en ‘atenció  mediambiental s’assenta en la transversalitat. Com més informació i conscienciació ciutadana es genera, hi ha una major demanda de reacció i respostes de laboratoris i de farmàcies. D’altra banda, els ciutadans, com a usuaris compromesos amb el medi ambient, són els qui participen en la recollida i dipòsit d’aquests residus que les empreses distribuïdores, les mateixes que porten el producte a la farmàcia, arreplegaran als Punt Sigre per tal que puguen ser tractat específicament, de forma diferenciada, si es tracta d’una caixa o de medicament fora d’ús.

Quan l’any 2001 es va posar en marxa Sigre, el grau de conscienciació ciutadana era relativament baix. Encara que s’ha de reconéixer que era superior a l’encara voluntarista, en aquell moment, procés de reciclatge. Quinze anys després la situació ha canviat i a pesar que no ens trobem en el punt òptim, cal tenir en compte que en els últims cinc anys, entre el 2011 i el 2016, l’increment dels grams de medicament dipositats en punts Sigre ha sigut de 10 punts, i el d’envasos de medicament ha passat des del 33,74 per cent en 2011, fins al 64,34 per cent en 2015, i un 69,5 per cent de les llars espanyoles declarava, segons l’Institut Nacional d’Estadística, que en reciclava els medicaments.

En els últims anys s’han anat implantant plans empresarials de prevenció així com actuacions dels propis laboratoris i distribuïdors per a reduir el reciclatge i aconseguir més beneficis mediambientals. L’ecodisseny és ja una pràctica comuna a l’hora de produir envasos. Es genera el mínim possible, i quan és imprescindible s’utilitzen components de baix impacte ambiental. ¿Quins han sigut els resultats? Una vegada més podem dir que sense aconseguir el nivell òptim ens trobem en la via correcta. Entre els anys 2012-2014 que es va aplicar el Pla de Prevenció d’Envasos del Sector Farmacèutic, el nombre de mesures d’ecodisseny posades en marxa ha sigut de 556 per part de 88 laboratoris, el que ha significat que més de 85 milions d’envasos tenen avui un impacte ambiental inferior al que tenien abans de la posada en marxa d’aquest pla.

El compromís mediambiental i d’atenció a l’entorn no és una iniciativa aïllada. Es tracta d’un compromís immers en el Pacte Mundial de les Nacions Unides, signat en 2009, i que s’assenta sobre les bases dels Drets Humans, l’ètica, la salut pública i el desenvolupament sostenible.[:]

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