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[:es]Reciclar es humano[:va]Reciclar és humà[:]

[:es]El refranero acostumbra a ser la muleta de la sabiduría. Qué sino podemos decir del latinajo errare humanum est¸fácilmente comprensible para quienes sabemos que el ser humano tiene entre sus facultades la de equivocarse. Por tanto, el error es humano.

Valga esto para recordar algunos de los errores que con su reincidencia dejan de ser humanos. Me refiero a la distribución de los residuos en los contenedores que encontramos en las calles de pueblos y ciudades: el amarillo, verde, azul y ahora también el marrón. Asociar el amarillo al plástico, el verde al cristal y el azul al papel o cartón es solo una verdad a medias. Y como todas las verdades que se mueven en la inconcreción, tienen su peligro.

El contenedor amarillo es el almacén de los envases de plástico, las latas y los briks. Sin embargo, estos no casan bien, por ejemplo, con los juguetes de plástico, los biberones o chupetes, los utensilios de cocina o los cubos de plástico. Algunos de estos se pueden reutilizar, otros se encuentran más a gusto en el contenedor de restos.

El azul no es menos exigente que el amarillo. Por ello, el cartón y el papel son bien recibidos en su interior. Sin embargo, el brik por ejemplo, por llevar en su composición plástico y aluminio, pero sobre todo por no ser un envase de cartón o papel, hace migas con sus amarillentos compañeros que habitualmente se encuentran a su vera. ¿Y qué decir de su aseo y limpieza? Pues que lo llevan a rajatabla, pues ni las servilletas de papel o los papeles manchados son aceptados de buen grado en sus tripas y mejor llevarlos al contenedor de los residuos orgánicos.

Y cómo cada cual tiene sus manías. El verde no iba a ser una excepción. Ya lo dice otra popular formación: «Verde que te quiero verde». Pues sí, el contenedor verde solo acepta entre sus socios el vidrio. Nada de cristal. ¿Física y química, que diría Joaquín Sabina? Algo más sencillo. Separemos del contenedor verde las bombillas, los ceniceros (¿aún existen?) de cristal, las vajillas, la porcelana, los vasos y los espejos y llevémoslos al punto limpio y no al contenedor verde. Ya podemos continuar escuchando los temas de Sabina con algunos conocimientos de química.

Como verás algo más sencillo de lo que parecía a primera vista. Lo preparas en casa, y cuando llegas a las panzas de los tres colores no tienes más que alimentarlos adecuadamente. Si te equivocas una vez, es posible que ya te haya ocurrido, considéralo como algo humano, pero no continúes con el error, pues si errar es humano, perseverar en el error es diabólico.[:va]El refranyer acostuma a ser la crossa de la saviesa. Què sinó podem dir de la llatinada errare humanum est, fàcilment comprensible per als qui sabem que l’ésser humà té entre les seues facultats la d’equivocar-se. Per tant, res més consubstancial que l’error és humà.

Valga això per a recordar alguns dels errors que per la reincidència deixen de ser humans. Em referisc a la distribució dels residus en els contenidors que trobem als carrers de pobles i ciutats: el groc, verd, blau i ara també el marró. Associar el groc al plàstic, el verd al vidre i el blau al paper o cartó és solament una veritat sense acabar de ser-ho. I com totes les veritats que es mouen en la inconcreció, tenen el seu perill.

El contenidor groc és el magatzem dels envasos de plàstic, les llandes i els brics. Ara bé, aquests no fan maridatge, per exemple, amb els joguets de plàstic, els biberons o xuplons, les eines de cuina o els poals de plàstic. Alguns d’aquests es poden reutilitzar i altres es troben més a gust en el contenidor de restes.

El blau no posa menys exigències que el groc. Per això, el cartó i el paper són ben rebuts al seu interior. Això sí, el bric, per exemple, per portar en la seua composició plàstic i alumini, però sobretot per no ser un envàs de cartó o paper, es troba més a gust amb els groguencs companys que habitualment es troben al costat. I què dir de la seua polidesa i neteja? Doncs que ho porten amb la màxima rigorositat, ja que ni els tovallons de paper o els papers tacats són acceptats de bon grat en els seus budells i, per tant, millor portar-los al contenidor dels residus orgànics.

I com qui més qui menys té les seues manies. El verd no havia de ser-hi una excepció. Ja ho diu una altra dita popular: «donar-se un bon verd». Doncs sí, el contenidor verd solament accepta entre els seus socis el vidre. Gens de cristall. Física i química, que diria Joaquín Sabina? Una mica més senzill. Separem del contenidor verd les bombetes, els cendrers (encara n’hi ha?) de cristall, les vaixelles, la porcellana, els gots i els espills i portem-los al punt net i no al contenidor verd. Ara ja podem continuar escoltant els temes de Savina amb alguns coneixements de química.

Com veuràs una mica més senzill del que semblava a primera vista. Ho prepares a casa, i quan arribes a les *panzas dels tres colors no tens més que alimentar-los adequadament. Si t’equivoques una vegada, és possible que ja t’haja ocorregut, considera-ho com alguna cosa humà, però no continues amb l’error, doncs si errar és humà, perseverar en l’error és diabòlic.[:]

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