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[:es]Las luces no son un juego, son un residuo[:va]Les llums no són un joc, són un residu[:]

[:es]El eterno debate entre quienes consideran que la ley siempre va por detrás de la realidad y aquellos que aducen la imposibilidad de los cambios porque toda la vida se ha “hecho así” tiene puntos de confluencia en el ámbito de los residuos. No hay tiempo para más. Incluso los períodos de transición llegan a su fin. Porque el Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, y en concreto su apartado referido a la recogida de lámparas y luminarias ya está entre nosotros.

Pero antes de llegar aquí ha habido quienes han hecho su labor. Y también ha habido equívocos. Todavía hay cierta confusión en la asociación de Thomas Edison a la invención de la bombilla, cuando en realidad fue quien la patentó y la produjo en serie. Su inventor, menos conocido, fue el inglés Humphry Davy quien pondría en funcionamiento el primer filamento incandescente. Antes el italiano Alejandro Volta había conseguido que la electricidad circulase a través de un cable. Son historias algo olvidadas. Una parte de nuestra historia más reciente que se ha ido gracias a nuevos desarrollos menos contaminantes.

En el año 2005 se inició el cambio tecnológico. Ese año, el Real Decreto 208/2005 de 25 de febrero, ponía en marcha la gestión de este tipo de residuos y finiquitaba a Edisón, Davy, aunque no a Volta. El nuevo decreto ofrecía la posibilidad a los productores de los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) a que a través de Ambilamp, asumiesen las obligaciones establecidas por la normativa de referencia indicada, organizando y financiando la gestión de este tipo de residuos para mejorar la eficiencia ambiental y reducir su huella.

La labor de grandes inventores europeos encendió la luz del progreso durante el siglo XIX. A principios del XXI, Ambilamp dentro de la red europea Eucolight, continúa el proceso.[:va]L’etern debat entre els qui consideren que la llei sempre va a la saga de la realitat i aquells que addueixen la impossibilitat dels canvis perquè tota la vida “ho hem fet així” té punts de confluència en el camp dels residus. No queda temps, però. Fins i tot els períodes de transició arriben a la seua fi. Perquè el Reial decret 110/2015, de 20 de febrer, sobre residus d’aparells elèctrics i electrònics i, en concret, el seu apartat referit a la recollida de llums i lluminàries ja el tenim entre nosaltres.

Però abans d’arribar ací hi ha qui ja ha fet la seua labor. I també hi ha hagut equívocs. Encara hi ha una certa confusió en associar Thomas Edison a la invenció de la bombeta de la llum, quan en realitat Edison va ser qui la va patentar i la va produir en sèrie. El seu inventor, menys conegut, va ser l’anglés Humphry Davy, el qual posaria en funcionament el primer filament incandescent. Abans, l’italià Alessandro Volta havia aconseguit que l’electricitat circulara a través d’un cable. Són històries un poc oblidades. Una part de la nostra història més recent que se n’ha anat gràcies a nous desenvolupaments menys contaminants.

L’any 2005 es va iniciar el canvi tecnològic. Aqueix any, el Reial decret 208/2005 de 25 de febrer, posava en marxa la gestió d’aquest tipus de residus i liquidava a Edison i Davy, encara que no a Volta. El nou decret oferia la possibilitat als productors dels aparells elèctrics i electrònics (AEE) que a través d’Ambilamp, assumiren les obligacions establides per la normativa de referència indicada, organitzant i finançant la gestió d’aquest tipus de residus per a millorar l’eficiència ambiental i reduir la seua petjada.

La labor de grans inventors europeus va encendre la llum del progrés durant el segle XIX. A principis del XXI, Ambilamp dins de la xarxa europea Eucolight, continua el procés.[:]

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