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[:es]A nadie se le escapa la importancia histórica de la banda de rock Brian Poole and the Tremeloes. Corría 1962 –nos cuenta la bloguera Esther Miguel Trula– y la casa de discos Decca apostó fuerte por este grupo y dejó en la cuneta a una desconocida troupe denominada The Beatles. Como diría mi abuela, que santa Lucía les conserve la vista.

Cada día tomamos miles de decisiones. Algunas, muy importantes. A lo mejor no tanto como la anterior. Pero tampoco nos pongamos exquisitos. Nos levantamos con prisa y el bric de leche que solo da para medio vaso, sin pensar, lo tiramos al cubo de la basura. Como no hay dos sin tres, la botella de zumo que está empezada y tampoco da para mucho. Digamos que la suerte estaba echada, y la botella también acaba en el mismo cubo. Y la bombilla de led que la noche anterior habías cambiado, antes de sustituir las pilas del ratón del ordenador, ya viejuno, habían ocupado espacio en el cubo… de la basura. No era un buen día. Estaba claro. La obsolescencia que había dado al traste con el ordenador la tarde anterior solo había sido una premonición.

Ahora bien, si alguien pudo dejar en la cuneta a la banda de Liverpool, el resto podría considerarse minucias. O no. Pues lo de los Beatles se quedó en anécdota. Pero y si el bric lo depositamos en el contenedor amarillo, la botella en el verde, la led en el depósito habilitado para ello en los comercios, las pilas al suyo y el ordenador a la tienda donde compramos el nuevo. Estas pequeñas decisiones pueden llegar a tener una transcendencia muy superior al error beatelmaniano: pues con ellas reduciremos la huella ambiental, ayudaremos a detener el cambio climático y sus consecuencias, minimizaremos la generación de residuos cada vez que estos son reciclados, y así evitaremos que nuestras hijas e hijos –y nosotros– vivan en un planeta inhabitable.

Muchas de estas cosas serán posibles gracias a pequeñas decisiones de gran transcendencia. Y a la labor de plataformas como Recyclia que integra, entre otras entidades, a Ecoasimelec y Ecofimática, y que acaba de hacer públicas las cifras de su gestión en 2016: 28.450 toneladas, un 42 % más que en 2015. Además, se incrementó un 34 % el número de fabricantes e importadores adheridos, lo que hace que se haya alcanzado ya la cifra de 1.307, es decir un 40 % de los productores de aparatos electrónicos y más del 62 % de los de pilas.

Somos pues, a veces, dueños de nuestras decisiones, y por tanto podemos encaminarlas en un sentido o en otro. Y sí, lo de los Beatles fue una anécdota, la decisión de separar y reciclar, no.[:va]A ningú se li escapa la importància històrica de la banda de rock Brian Poole and the Tremeloes. Corria 1962 –ens explica la bloguera Esther Miguel Trula– i la casa de discos Decca va apostar tot el seu prestigi per aquest grup i va deixar de banda una desconeguda troupe que llavors duia el nom de The Beatles. Com diria la meua àvia, que santa Llúcia els conserve la vista.

Cada dia prenem milers de decisions. Algunes, molt importants. Potser no tant com l’anterior. Però tampoc ens hi posem exquisits. Ens alcem amb pressa i el bric de llet que no dóna més que per a mig gotet, sense pensar-s’ho, el tirem al poal de la brossa. On no hi ha dos, no n’hi ha tres: la botella de suc que ja estava encetada i tampoc dóna per a més.. Diguem que la sort era la que era, i la botella també acaba en el mateix poal. I la bombeta de led que la nit anterior havies canviat, abans de substituir les piles del ratolí de l’ordinador, ja més antic que la picor, havien ocupat espai al poal… de la brossa. Definitivament no t’havies alçat amb el peu correcte. Estava clar. L’obsolescència que havia deixat com havia deixat l’ordinador la vesprada anterior només havia sigut una premonició.

Ara bé, si algú va deixar en la cuneta a la banda de Liverpool, la resta podríem considerar-ho minúcies. O no. Doncs allò dels Beatles es va quedar en anècdota. Però i si el bric el dipositem al contenidor groc, la botella al verd, la led al dipòsit que hi tenen habilitat els comerços, les piles al seu i l’ordinador a la tenda on comprem el nou, aquestes xicotetes decisions poden arribar a tenir una transcendència molt superior a l’error beatelmanià: doncs amb aquestes reduirem la petjada ambiental, ajudarem a detenir el canvi climàtic i les seues conseqüències, minimitzarem la generació de residus cada vegada que aquests són reciclats, i així evitarem que les nostres filles i fills –i nosaltres– visquen en un planeta inhabitable.

Moltes d’aquestes coses són possibles gràcies a xicotetes decisions de gran transcendència. I a la labor de plataformes com Recyclia que integra, entre altres entitats, a Ecoasimelec i Ecofimática, i que acaba de fer públiques les xifres de la seua gestió durant el 2016: 28.450 tones, un 42 % més que en 2015. A més, es va incrementar un 34 % el nombre de fabricants i importadors adherits, la qual cosa fa que s’haja aconseguit ja la xifra de 1.307, és a dir un 40 % dels productors d’aparells electrònics i més del 62 % dels de piles.

Som doncs, a voltes, amos de les nostres decisions, i per tant podem encaminar-les en un sentit o en un altre. I sí, allò dels Beatles va ser una anècdota, la decisió de separar i reciclar, no.[:]

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