shutterstock_146509895

[:es]Cómo hemos cambiado[:va]Com hem canviat[:]

[:es]Una lata de conserva tenía antes múltiples usos, como una botella o bote de vidrio. Reutilizábamos, recuperábamos y, claro, reducíamos residuos. Ahora nos sobran los motivos para regresar a aquella cultura del aprovechamiento y la minimización, para adquirir compromisos medioambientales y sumarnos a un consumo más responsable. Separar en casa los residuos que generamos o reflexionar ante un envase, una bolsa de plástico u otros embalajes que adquirimos deberían ser hábitos cotidianos.

Hemos empezado a convivir con una nueva e influyente terminología: el calentamiento global, el cambio climático, la calidad del aire, la escasez de materias primas o la economía circular. Una serie de realidades que están marcando, cada vez más, las agendas política, cultural y social del planeta. Un forma de ver la vida que debería ser un hecho real y permanente. Los últimos datos ofrecidos por The Waste Atlas advierten que en este país, cada uno de nosotras y nosotros generamos unos 450 kilos de desperdicios al año. Una media destacable porque, en muchas ocasiones, desconocemos cómo deshacernos de tantos objetos, elementos líquidos y sólidos y un sinfín de definiciones que se refieren a nuestra basura.

Nuestro cubo de la basura recibe diversas y dispersas composiciones: 40% es materia orgánica; 20% envases comerciales; 13% enseres varios; 8% envases domésticos… Además de vidrio, textil, celulosa, madera y un largo etcétera de materiales difíciles de contabilizar.

El crecimiento de la población, las pautas económicas y sociales, y otros aspectos culturales, nos han llevado al consumismo, al abuso de productos envasados, a las bolsas de plástico, a los productos de usar y tirar, a la obsolescencia programada de los numerosos aparatos eléctricos y electrónicos. Al mismo tiempo han ido creciendo los residuos. Y nos hemos instalado la pérdida de conciencia y responsabilidad ante este vertiginoso mundo del consumo.

Ahora nos vemos obligados a reciclar, reducir, recuperar residuos y, simultáneamente, proteger nuestro medio ambiente si queremos seguir generando riqueza ambiental, calidad de vida, seguir respirando o seguir alimentándonos.[:va]Una llanda de conserva tenia abans múltiples usos, com una botella o un pot de vidre. Els reutilitzàvem, els recuperàvem i, és clar, reduíem els residus. Ara ens sobren els motius per a tornar a aquella cultura de l’aprofitament i la minimització, per a adquirir compromisos mediambientals i sumar-nos a un consum més responsable. Separar a casa els residus que generem o reflexionar davant el que significa un envàs, una bossa de plàstic o altres embalatges que adquirim haurien de ser hàbits quotidians.

Hem començat a conviure amb una nova i influent terminologia: l’escalfament global, el canvi climàtic, la qualitat de l’aire, l’escassetat de matèries primeres o l’economia circular. Una sèrie de realitats que estan marcant, com més va més, les agendes política, cultural i social del planeta. Un forma de veure la vida que hauria de ser un fet real i permanent. Les últimes dades oferides per The Waste Atles adverteixen que en aquest país, cadascun i cadascuna de nosaltres generem uns 450 quilos de deixalles l’any. Una mitjana destacable perquè, en moltes ocasions, desconeixem com desfer-nos de tants objectes, elements líquids i sòlids i una infinitat de definicions que es refereixen a la nostra brossa.

El nostre poal de la brossa rep diverses i disperses composicions: 40 % és matèria orgànica; 20 % envasos comercials; 13 % estris diversos; 8 % envasos domèstics… A més de vidre, tèxtil, cel·lulosa, fusta i un llarg etcètera de materials difícils de comptabilitzar.

El creixement de la població, les pautes econòmiques i socials, i altres aspectes culturals, ens han dut al consumisme, a l’abús de productes envasats, a les bosses de plàstic, als productes d’un sol ús, a l’obsolescència programada dels nombrosos aparells elèctrics i electrònics. Al mateix temps han crescut els residus. I ens hem instal·lat la pèrdua de consciència i responsabilitat davant aquest vertiginós món del consum.

Ara ens veiem obligats a reciclar, reduir, recuperar residus i, simultàniament, protegir el nostre medi ambient si volem continuar generant riquesa ambiental, qualitat de vida, seguir respirant o seguir alimentant-nos.[:]

Comparte la noticia

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn

Relacionadas

Pequeños gestos que transforman la sociedad

¿Alguna vez te has detenido a pensar en el impacto que pueden tener tus acciones, aunque sean pequeñas o simples, en la sociedad? El reciclaje, una de esas prácticas que podemos incorporar a nuestra vida cotidiana, es fundamental para la preservación del medio ambiente y la sostenibilidad del planeta.

Día Internacional del Clima: una llamada al cuidado de nuestro planeta

El Día Internacional del Clima, celebrado el 21 de marzo de cada año, es una gran oportunidad para reflexionar sobre la incidencia de nuestras acciones cotidianas en el medio ambiente. Este día nos recuerda la urgencia de abordar el cambio climático y adoptar prácticas sostenibles que contribuyan a la preservación de nuestro planeta.

Pascua: una época para disfrutar de manera sostenible

La Pascua suele ser una época de descanso y reflexión, en la que compartimos en familia y con amigos, pero en la que también viajamos en búsqueda de nuevos destinos. Asimismo, es una temporada en la que podemos incrementar nuestros consumos debido a las celebraciones y eventos culturales que tienen lugar durante estos días.

Los colegios de la Comunitat Valenciana se implican en la recogida de pilas usadas

Los centros educativos de enseñanza primaria de la Comunitat Valenciana se implican un año más en la recogida de pilas usadas y acumuladores portátiles con la campaña de la Generalitat Valenciana “Yo ayudo a Berto Zampapilas”. Hasta el momento, 70 centros se han inscrito ya en las 100 plazas disponibles en la séptima edición de la campaña.