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[:es]Reciclar nos ayuda a respirar[:va]Reciclar ens ajuda a respirar[:]

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El aire que respiramos se ha convertido en un problema. Los primeros filtros de aire para respirar los vimos en la televisión en algunas ciudades japonesas. No pasaron muchos años para verlos también en grandes metrópolis de otras partes del mundo. Pronto se tomaron medidas de restricción del tráfico en los centros urbanos de ciudades como Londres, Madrid, París, Teherán o Pekín. El aire que respiramos se convertía en un peligro de salud pública.

Si el Club de Roma ya advirtió en 1972 sobre los límites del crecimiento y marcó el punto de inflexión en cuanto a los peligros de alcanzar unos umbrales de crecimiento absoluto límite, los años no han hecho sino mostrar que la situación empieza a ser insostenible.

Cada uno debe, por tanto, aportar su granito de arena para evitar el colapso. Uno de los ámbitos donde se ha avanzado más es el de la sensibilización favorable al reciclaje. Un modelo, el del reciclaje, incardinado en la conciencia educativa colectiva que avanza con fuerza. Hasta el momento teníamos razones más que sobradas para reciclar, como era la disminución de consumo de materias primas o la reducción de las colmataciones en los vertederos, o la disminución de la contaminación de suelos… ahora se suma otra.

Ecoembes, la organización que cuida del medio ambiente a través del reciclaje y el ecodiseño de los envases en España, acaba de lanzar una campaña con el título «Solo respiramos aire. Recicla. #ReciclaYRespira», a partir del estudio elaborado por la Cátedra Unesco de Ciclo de Vida y Cambio Climático que, a requerimiento de Ecoembes ha presentado: «Cálculo de emisiones de CO2 asociados a la fabricación de latas de bebidas a partir de material virgen o reciclado».

El rigor del estudio plantea el contraste de sus resultados sin generalizaciones, sino que se dirige al detalle. Si queremos respirar aire más puro hemos de ser consciente que ello está relacionado con nuestra capacidad de reciclar: es decir por una botella de PET (de agua) reciclada neutralizaremos  0,230 kg de CO2 lanzado a la atmósfera; 0,218, en el caso de una lata de aluminio o 0,327 kg cuando reciclamos una botella PET de un refresco.  Es decir, llevamos 6 latas de refresco al contenedor del reciclaje habremos evitado 10 minutos de la contaminación que produce nuestro coche. Lo mismo ocurre si se trata de 6 botellas de plástico.

Es posible que con frecuencia podamos reciclar las latas y las botellas y al mismo tiempo evitar los diez minutos de nuestro coche. Pero cuando hablamos del aire que respiramos no tenemos aire propio. Ni mucho menos tenemos capacidad de intercambio comercial. Así pues, reciclar siempre nos permitirá respirar mejor porque el aire es un bien que nos concierne a todos. Ahora tenemos más razones para ello. Y no solo con el reciclaje de botellas y latas, pues también mejoramos la calidad de nuestro aire con el reciclaje de cajas de galletas, de cereales, de zapatos, periódicos, bandejas de cartón, etc. en el contenedor azul.

Si los límites que se proponían en 1972 parecían una quimera en aquel momento, en la actualidad ya son pocos –siempre habrá alguno– los que ponen en duda la necesidad de modelos alternativos al del crecimiento infinito. Este tipo de estudios, como el que acaba de elaborarse a solicitud de Ecoembes, nos sitúan en el camino correcto y a su vez nos hacen partícipes activos de nuestra propia cotidianidad.

[:va]L’aire que respirem s’ha convertit en un problema. Els primers filtres d’aire per respirar els vam veure a la televisió en algunes ciutats japoneses. No van passar molts anys per veure’ls també en grans metròpolis d’altres parts del món. Aviat es van prendre mesures de restricció del trànsit en els centres urbans de ciutats com Londres, Madrid, París, Teheran o Pequín. L’aire que respirem es convertia en un perill de salut pública.

Si el Club de Roma ja va advertir el 1972 sobre els límits del creixement i va marcar el punt d’inflexió pel que fa als perills d’assolir uns llindars de creixement absolut límit, els anys no han fet sinó mostrar que la situació comença a ser insostenible.

Cadascú ha d’aportar, per tant, el seu granet de sorra per evitar el col·lapse. Un dels àmbits on s’ha avançat més és el de la sensibilització favorable al reciclatge. Un model, el del reciclatge, incardinat en la consciència educativa col·lectiva que avança amb força. Fins al moment teníem raons més que sobrades per reciclar, com era la disminució de consum de matèries primeres o la reducció de les rebliments en els abocadors, o la disminució de la contaminació de sòls … ara es suma una altra.

Ecoembes, l’organització que té cura del medi ambient a través del reciclatge i l’ecodisseny dels envasos a Espanya, acaba de llançar una campanya amb el títol «Només respirem aire. Recicla. #ReciclaYRespira», a partir de l’estudi elaborat per la Càtedra Unesco de Cicle de Vida i Canvi Climàtic que, a requeriment d’Ecoembes ha presentat: «Càlcul d’emissions de CO2 associats a la fabricació de llaunes de begudes a partir de material verge o reciclat».

El rigor de l’estudi planteja el contrast dels seus resultats sense generalitzacions, sinó que es dirigeix ​​al detall. Si volem respirar aire més pur hem de ser conscient que això està relacionat amb la nostra capacitat de reciclar: és a dir per una ampolla de PET (d’aigua) reciclada neutralizaremos 0,230 kg de CO2 llançat a l’atmosfera; 0,218, en el cas d’una llauna d’alumini o 0,327 kg quan reciclem una ampolla PET d’un refresc. És a dir, portem 6 llaunes de refresc al contenidor del reciclatge haurem evitat 10 minuts de la contaminació que produeix el nostre cotxe. El mateix passa si es tracta de 6 ampolles de plàstic.

És possible que amb freqüència puguem reciclar les llaunes i les ampolles i al mateix temps evitar els deu minuts del nostre cotxe. Però quan parlem de l’aire que respirem no tenim aire propi. Ni molt menys tenim capacitat d’intercanvi comercial. Així doncs, reciclar sempre ens permetrà respirar millor perquè l’aire és un bé que ens concerneix a tots. Ara tenim més raons per a això. I no només amb el reciclatge d’ampolles i llaunes, ja que també millorem la qualitat del nostre aire amb el reciclatge de caixes de galetes, de cereals, de sabates, diaris, safates de cartró, etc. al contenidor blau.

Si els límits que es proposaven en 1972 semblaven una quimera en aquell moment, en l’actualitat ja són pocs -sempre hi haurà algun- els que posen en dubte la necessitat de models alternatius al del creixement infinit. Aquest tipus d’estudis, com el que acaba d’elaborar-se a sol·licitud d’Ecoembes, ens situen en el camí correcte i al seu torn ens fan partícips actius de la nostra pròpia quotidianitat.[:]

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